Ante todo pedir disculpas porque sabéis que me gusta intentar hacer divulgación científica en este blog, pero esta entrada es más bien una reflexión, y es muy probable que no os interese mi opinión. Pero bueno, por algo le puse al blog el nombre de «Meditaciones Dactilares» 😉
Hace tiempo que me pregunto: ¿Por qué sé yo algo de fútbol? Tampoco es que sepa mucho, pero me entero de algunos resultados de partidos, incluso de algunas chorradas que publica en redes sociales algún futbolista, y el consiguiente revuelo que se forma. Estas chorradas suelen llegar a los telediarios (increíble pero cierto). No sólo eso, soy capaz de reconocer algunas fotos de futbolistas, y decirte si son del Madrid o del Barça, tampoco me pidas mucho más, porque sé muchísimo más de lo que me interesa o necesito. Y ¿Por qué sé todo esto? Supongo que será porque estamos bombardeados con esta información.

Un futbolista haciéndose pasar por torero. La verdad es que no sé quién es, creo que Sergio Ramos, pero no estoy seguro. He buscado la imagen en Internet. Pero si he acertado (me cago en mi calavera)
Pero lo que me lleva a escribir este post es que, casualmente, el otro día estuve en un bar donde había fotos del dueño con algunos toreros famosos. Si habían 7 u 8 fotos al menos era capaz de reconocer (vamos, que me sabía el nombre) a cinco de ellos. ¿Cómo es esto posible? Si el fútbol me interesa poco, el mundo del toro aún menos. Seguramente si me ponen la foto de 8 científicos o científicas sea incapaz de reconocer a cinco, a no ser que lo pongan fácil. Y eso que el tema científico sí que me interesa. ¿Por qué estamos tan bombardeados con dicha información?
También me pregunto, por supuesto ¿Qué pasaría si nos bombardeasen de esa forma con información científica? ¿No sería maravilloso? Conoceríamos a los científicos, sus vidas, sus descubrimientos, entenderíamos que es un fuera de juego el Bosón de Higgs, donde está y qué es el CERN. Y he puesto ejemplos que igual sí que han llegado al gran público.
Pero si además de conocer lo noticiable de la ciencia tuviésemos el nivel de conocimientos como entrenador de un «cuñado medio», también seríamos capaces de distinguir la ciencia de una pseudociencia, y esto sí que es importante porque mira que hay cosas raras rondando por el mundo, y compartidas en Facebook.
¿Quien se encarga de decidir con qué información se nos bombardea? Es para una cosa.